domingo, 12 de abril de 2009

Una de esas cartas

Estoy solo. Pero está bien, no es algo grave.
Creo que ha sido necesario, o tal vez para mí.
Ahora te entiendo cuando te escondías, pues hacerlo me hace menos mal.

Hoy estuve andando, divagando en esta ciudad y acordándome de los lugares que no fuimos, pero que en mi imaginación habíamos estado un dia, en las calles sobre montes, en esas calles que serpentean entre los morros. La feria debajo del museo con los extranjeros, los turistas y los hippies, con los coleccionadores de atigüedades; las pocas veces que fui a la feria compré algo para mí, y algo para tí. Aunque queria comprar algo, hoy me faltaba algo, hoy no estaba completo.

Andé un poco por la nostálgica ciudad, pero no eran los lugares: el cielo estaba abierto con un viento seco de otoño, aquel calor no sofocante, agradable, de seguro no sudaríamos. Pero no pude andar mas, hoy el peso de la soledad y la saudade no lo podía aguantar con tantas personas alrededor. Subí al bus que me llevaba para casa, con la esperanza de huir de los recuerdos de una ciudad otoñal.

Las cosas no han salido como quería que salieran, pero todo es remediable en esta vida excepto la muerte. Nadie se muere de amor, dicen por ahí, lo cual tomo como paradigma. El trabajo no ha estado muy bien, mis células murieron con Cristo el Viernes Santo y no resucitaron hoy... Mañana les hago la autopsia y comienzo de nuevo la tarea.

Tengo muchos escritos, pendientes, números pendientes, cartas, informes...he estado terriblemente ocupado, pero he estado muy tranquilo por ello, es mejor estar ocupado en estos dias. Hay dudas, hay planes, no hay nada. Hay extraños pero no hay nadie. Excepto los viejos amigos que siempre aparecen para dar una mano y compañia en la cama fría, junto con inesperados regalos mineiros. El niño creciendo, hablando, la niña hermosa y simpática. Los sabios mas viejos y las canas mas sabias.

Y tu vida como está?
espero que ocupada, de veras.
Tu recuerdo siempre está presente en tu ausencia
y mi ausencia siempre está conmigo

Como están los viejos y los niños?
como está Isabel?
como estás tú?

Un abrazo
un beso.

Lhe boneco



















(Esta es una de esas cartas, las conoces bien.
Aquellas que no mandas, pero que tal vez lleguen a su destino)

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