terça-feira, 27 de janeiro de 2009

terça-feira, 20 de janeiro de 2009

Uno de esos dias

Hoy es un día de esos largos, muy largos, aburridos y extremamente lentos...lentos. Un día que comienza tarde pero que no acaba nunca, y aún no ha acabado.

Quieres dormir, para pasar el tiempo, pero no puedes porque te pesa la cabeza, muchos recuerdos, pensamientos, sentimientos, que crees que no los puedes manejar todos. Llueve. El viento pasa fuerte sobre la ventana, y ves a través de ella que el viento es tan fuerte que logra mover las gotas de agua que caen, y las ves lentas en su descenso a la calle inundada.

El día comenzó abruptamente con una llamada. La esperabas, pero no tan temprano; sin embargo, ya era muy tarde y habías perdido la conferencia de estudios en Francia...Francia, aquel sueño repentino, aquel nuevo capricho...Francia. Por que Francia? Te das cuenta que no sabes nada de Francia, ni siquiera una sola
frase de su idioma. Te duele la cabeza al analizarte de esta manera, y piensas que eres otra persona escribiendo un informe sobre otro paciente, otro espécimen de laboratorio, otro sujeto de estudio.

En ese momento, recuerdas tantas cosas que te remiten a la palabra laboratorio: LSD, Hoffmann, Spirulina, proteínas, shaker, microscopio, contaminación. Alto, no pienses en contaminación, que eso arruinó tus planes mal hechos. No te contamines, no te contamines. Como no contaminarse? Creando defensas...defiéndete de este mundo, defiéndete de tu mundo, de tu mediocridad, de tus apariencias, de tus estupideces. De todas esas cosas que sabes muy bien ocupan tu tiempo...sexo, drogas, rencor, pereza...pereza...pereza. Falta de determinación, tal vez?

Y regresas a tu cuarto y te das cuenta que el día es extremamente lento, y que por mas que intentes hacerlo rápido o por lo menos hacerlo mas agradable, no lo consigues. Intentas buscar algo que hacer con tanto tiempo. Sabes que tienes muchas cosas por hacer, pero simplemente el día es gris para tí, no tiene sentido. De esos dias que nunca debieron existir, los conoces muy bien. Tediosos. Decides caminar, conocer el lugar en donde habitas. Dudas para donde andar, pero te aventuras por
algo mas conocido, no tan lejano.

Tienes un poco de miedo, las calles están solitarias y es tarde, así el sol no lo diga. Son pocas las personas en la calle. Entras a una plaza y te das cuenta que el lugar debió haber sido muy bonito en otros tiempos, cuando fue hecho o cuando era
usado. Hay una hermosa vista en el horizonte, el sur de São Paulo con sus edificios, y cada vez mas confirmas la idea que parecen una muralla, no hay espacio entre ellos, brotan cientos uno al lado del otro. Y las calles, las criticas por no ser rectas como en Bogotá, sino atravesadas, como lombrices. É caminho de boi, tú lo sabes bien. Senderos hechos por los colonizadores, portugueses, italianos, españoles, holandeses o lo que fuera...son caminos pensados por los bueyes, pues ellos eran los que tenian que cargar el peso de un lado a otro en ese tiempo, entre los morros. Que brillante, que brillante. Aprendiste la lección.

Querias evitarte, no querias estar contigo. Hoy no era el dia para quedarte solo, hoy no era el dia para estar sobrio, hoy era el día para sexo, pero no lo querias. No querias sexo, no querias nada, ni nadie. A nadie. No conoces a nadie, no te conoces, pero todos te conocen. Aunque no eres predecible. Te das cuenta que aquella persona que te abraza en las noches de invierno te conoce muy bien, pero que tu no la conoces
realmente, porque no quieres involucrate, porque no sabes involucrarte; o tal vez porque te cansaste, pero te da miedo estar sin él. Sabes que lo puedes hacer, pero no lo crees.

Hay acaso algún problema contigo? o con él? con los dos?
Los dos están cansados, los dos no logran estar equilibrados. Los dos son egoístas, irónicos. Ninguno quiere dejarse tomar ventaja, aunque saben muy bien que mientras uno es fuerte el otro es ágil, un complemento no muy bien establecido por nadie. Pero lo saben, aunque no lo quieran creer. Y buscan cualquier disculpa para agitarse, para levantarse. Sulfurados.

Lo quieres, eso es un hecho. Estás increíblemente agradecido y le debes casi la vida, o por lo menos tu estilo de vida en esta ciudad de concreto, que caminas en este justo momento...

Sin saber que rumbo coger, decides subir a la parte más alta para intentar tomar una foto de la muralla de edificios, cuando de repente, aparece ante tí aquella antorcha gigantesca que logras divisar desde tu ventana y que a veces la luna caprichosamente se posa encima de ella, iluminando aún mas por su belleza. Es increíblemente grande, de concreto, ancha; parece un OVNI sobre una torre tubular. No quieres irte de ese lugar, te parece tan familiarmente mágico, tan tranquilo, tan lejos de toda esa maraña de pensamientos. Le tomas fotos al OVNI y te vas satisfecho, aunque con la sensación que ese lugar no será el mismo para ti, ni para nadie. Es tu escondite de tí mismo, es la nave espacial que te va a llevar lejos de tí, lejos de tu cabeza, lejos de tus esquemas y paradigmas tan mediocremente estandarizados.

Llegas a tu casa, comes un sandwich con mucho queso y poco jamón, fumas un cigarro e intentas dormir, pero se te ha olvidado que el dia es lento, y el sueño no te ayudará a acelerarlo. Tienes que afrontarlo: no puedes huir, estás atrapado en tu propio cuerpo y tendrás que aprender a entenderte, pues nadie lo hará por ti.

No duermas, no lo hagas, por favor.